viernes, 17 de mayo de 2013

LOS PEQUEÑOS PLACERES DE LA VIDA

Subía y subía a lo alto de la montaña, pensaba que desde allí, desde lo más alto podría ver todo, lo más bello que entrañaba aquella ciudad, podría ver su paisaje y su puesta de sol.
Pero cuando llegó a la cima, una espesa nube de niebla ocultaba la belleza que esperaba encontrar.
Bajó desilusionado y poco a poco paseando por las calles, senderos que su vida le iba mostrando se dio cuenta que no hacía falta subir a lo más alto de la montaña para verlo todo, que las cosas que no vemos puede que no la veamos por avariciosos y por querer verlo todo.
Lo mejor, es ir descubriendo los pequeños detalles de la vida.


Son tiempos difíciles para los soñadores

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